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  • Foto del escritorOrnitocraft.

22.11.63

Actualizado: 13 jul 2022

Autor: Stephen King.

 

Sinopsis: Jake Epping es un profesor de inglés que se gana un sueldo extra dictando clases nocturnas a adultos con problemas de lectura. Entre ellos se encuentra Harry Dunning, que un día pone por escrito cómo, hace cincuenta años, su padre borrachó mató con un martillo a su esposa y a dos de sus tres hijos. Tras leer esa redacción algo se transforma dentro de Jake; su vida cambia por completo en tan solo un instante.

Poco después, su viejo amigo Al, propietario de un diner, le revela un secreto increíble: en la despensa de su restaurante existe una puerta que lleva a quien la cruza a 1958. Él viene usándola desde hace tiempo con un objetivo que lo obsesiona: impedir el asesinato de Kennedy. Ahora le pide a Jake que lo ayude en su misión. Y así comienza la nueva vida de Jake como George Amberson.

De su mano descubriremos el impecable retrato social, político y cultural de fines de los años cincuenta y principios de los sesenta; un mundo marcado por coches enormes, la figura de Elvis Presley y el humo del cigarrillo flotando por todas partes. Y por un asesinato que tal vez ahora nunca se produzca.

 

Reseña: —Esta reseña contiene SPOILERS—


Tremenda premisa. Novela que tuve que releer a mis casi 24, y gracias a Dios, porque me parece que lo que habré leído a mis 12/13 probablemente me llevó a una sola conclusión cuando lo finalicé: No entendí nada.


Muy bien, hecho mi comentario de resentida conmigo misma por no acordarme qué carajo es lo que pensé hace diez años atrás o más, podemos comenzar. Y vamos a desenlazar esta novela por partes.


Introducción: Vamos a decir la verdad, es una sinopsis larga y casi que parece que te cuenta toda la historia de un tirón, y, entre nos, básicamente, se los tengo que decir, es un resumen de las primeras 100 páginas. Pero este libro cuenta con casi 900 y para llegar al verdadero salseo vamos a tener que ser bastante pacientes.


El principio: Acá tengo que empezar con una opinión pura y exclusivamente personal, Stephen King es un autor con el que me siento muy bien. Repara de una manera excelente en detalles y no teme a las historias largas. Tiene una manera de escribir que, aunque me esté relatando la muerte de cien caballos, una historia para dormir, o se le dé por escribir la versión marciana de Pasión de Gavilanes, a mí me hace sentir muy cómoda. A gusto lo suficiente como para tragarme sus palabras una tras una sin siquiera darme cuenta.


Como mencioné anteriormente las primeras cien páginas es una versión super detallada de la sinopsis. Conocemos a Harry Dunning, a Al Templeton, un poquito de la vida privada de Jake y su constante mención a su ex esposa con quien sufrió el divorcio. Lleva una vida tranquila, podríamos decir que casi aburrida, a tal punto que una noche encuentra su

per extraño que su amigo Al le haga una llamada una noche antes de iniciar las vacaciones escolares para pedirle que, por favor, se presente en su negocio de comida porque quiere comentarle algo.


La historia toma inicio en el 2011. La novela se divide en 6 partes. Y en la segunda casi a la mitad, tirando para el final, la cosa se empieza a poner picante. Somos testigos poco a poco del drama que es querer cambiar el pasado y cómo éste no quiere ser cambiado. Me gustó mucho ese concepto, el tiempo mismo resistiéndose a darle un giro a la historia, escupiéndote en la cara que lo hecho, hecho está.


El viaje a los ‘50 se cuenta de la siguiente manera: Una vez se bajan las “escaleras“ de la despensa del restaurante, el sol del medio día te pega en la cara, encontrándote de frente a un espacio abandonado de la unión de un par de fábricas justo a las 11:58 del 9 de septiembre de 1958. Y ese patrón se repite exactamente de la misma forma cada vez que se baja.


—SPOILER ALERT. A continuación, un vago resumen de la historia completa. Para completar únicamente la reseña, saltar a «FINAL DEL SPOILER»—


Desde el primer momento en el que el acceso al pasado es mencionado, se nos advierte de un sujeto denominado Míster Tarjeta Amarilla. Individuo cuya presencia aparece de inmediato ante quien decida bajar las escaleras hacia 1958; se lo describe mejor como un borrachín que cada vez que se cruza con alguien, pide algunas monedas porque en la licorería amiga ese día tienen rebajas. Para Al Templeton, quien ha estado viajando desde su presente al 9 de septiembre constantemente desde que sabe de su pequeño acceso, es un personaje cómico que no tiene demasiada importancia; aunque ha llegado a creer que Míster Tarjeta Amarilla es consciente de los viajes en el tiempo, dado que se encuentra cerca del punto exacto en el que el futuro se conecta con el pasado, pero nunca llega a probarlo. Esto es algo que es comentado a Jake, ya que, para que no haya inconvenientes a la entrada, es necesario hacerle saber que un desconocido va a pedirle limosna; el problema es que cuando Jake baja por primera vez hacia 1958, Míster Tarjeta Amarilla, en lugar de hacer su famoso comentario, pregunta “¿Y usted quién es?”.

Ignorando este detalle, Jake Epping hace su pequeña visita al pasado como prueba de que lo que su amigo Al le cuenta sobre su despensa es cierto. Al volver al 2011 también prueba que indistintamente de que en 1958 se hayan pasado tres segundos o diez años, al volver a su tiempo real, solo van a haber pasado 2 minutos. Y lo que es aún mejor, al momento en el que se vuelve a bajar las escaleras, se encuentra exactamente el mismo momento, el mismo día y la misma hora, y lo que sea que se haga ahí abajo tendrá las consecuencias para el futuro 2011 al que se vuelve. Si los resultados de tus actos no son de tu agrado lo único que hay que hacer es bajar una vez más las benditas escaleras para que todo vuelva a su lugar. Básicamente: Cada nuevo viaje es un reinicio completo.


Después de bajar por segunda vez a hacer su viaje de prueba para ver cuáles podrían ser las posibles consecuencias en el futuro de lo que es evitar una muerte en el pasado, Jake finalmente toma la decisión de cumplir con el pequeño capricho de su amigo Al, y darlo todo en un viaje de cinco años para salvarle el culo a Kennedy.


Pequeño espacio de fangirling: Acá es donde viene mi comentario más personal de toda la reseña: Nunca pasé por esa etapa de enamorarme de personajes literarios, si me he encariñado muchísimo con ellos, pero nunca al punto de decir «Dios mío, saldría con esta persona si pudiera», ni siquiera con Patch Cipriano cuando leí Hush Hush a mis 14 años. Pero señoras y señores, damas y caballeros, Jacob Epping me pateó la cara de una manera indiscutible.

Empecemos por el hecho de que viaja al pasado, arriesgando literalmente su vida, porque (spoiler alert) Al Templeton muere antes de que siquiera Jake pueda sopesar la propuesta. Acaba por aceptar solo por ver el mundo que su amigo hubiese querido ver y en ningún momento abandona la misión, ni siquiera por amor. Porque sí, el muy tonto de Jake Epping comete el error de enamorarse en la década del ‘60, de una mujer que, en su tiempo normal, sería 50 años mayor que él. Jake no falla a su palabra. A nadie, ni siquiera a Sadie, su “futuro pasado” interés romántico. Y al final casi que parece encaprichado en querer lograr su propósito, aún después de tener una pierna rota, un agujero en la cabeza, un brazo inutilizable y haber perdido la memoria. El pasado da su buena lucha y no solo hay que ser paciente, sino valiente de mil amores para seguir haciéndole frente. Y acá no hablo solo de la novela de Stephen King, hablo de la vida real.


—FIN DEL SPOILER—


La historia completa me parece una joya, es un diamante en bruto y es el primer libro en mi vida que me obligó a escribir sus páginas, a olvidarme del lápiz y clavarle la tinta de la lapicera, a pegarle notas y post it. A poner pegatinas para marcar las páginas, a anotar mis suposiciones, mis pensamientos, críticas y posibles teorías. A mí no me vuelve a pasar más, no vuelvo a tener dudas de lo que pensé sobre los libros la última vez que los leí, anoté hasta los momentos más badass, más épicos y los que me hicieron gritar de emoción. Y por último, llegó el punto en el que no me pude resistir a marcar los momentos exactos en los que Jake Epping me enamoraba todavía más.


Y todo esto es muy bonito, ¿no? Todavía no entiendo cómo una novela que trata sobre el asesinato de Kennedy logró darme con tanta fuerza el puño en el corazón, pero no voy a pasar por alto los aspectos negativos que encontré, porque los hay.


Empecemos con tranquilidad y resaltando las advertencias para quien tenga ganas de leer esta novela:


-El primero, hay que tener paciencia. Hay que entender que esta historia no solo está contextualizada en una cultura que no es la nuestra, sino que sucede en una época de la que no estuvimos cerca ni por casualidad, para muchos de nosotros en aquel entonces no habían nacido ni nuestros padres todavía.


-La segunda, es que tenemos que estar preparados para no entender, o estar dispuestos a involucrarnos con los sucesos de lleno, porque ahora no solo es otra cultura y otra época, son también contextos sociales y políticos que le pertenecen. Dentro de la historia hay muchos momentos en los que se basan únicamente en política, discusiones, charlas, sucesos, parece un laberinto, yo llegué a perderme.


-Y ustedes ahora podrían reírse y decirme «Qué aclaración tan estúpida, el título de por sí es política, ¿hace falta aclarar que las conversaciones dentro son justamente de política?» Pues sí, mis amigos, porque esto nos lleva al punto número tres de lo que tiene de malo esta novela: Me vendieron un futuro sin el asesinato de Kennedy, pero el producto final es una historia de amor.


-Y mi última queja y más importante de todas: NO HAY SUFICIENTE DEL FUTURO. Lo que más me hypeaba de esta historia era ver el mundo que podría haber sido. Al final, no es eso en lo que se centra.


Final: —CONTIENE SPOILERS—


Resumamos rápido y conciso: Jake Epping logra su cometido, la muerte de J.F. Kennedy es evitada y lo único que queda es averiguar cuál es el gran futuro que aquella vida dejó para el pueblo.


Lamentablemente, como si de la gema del alma estuviésemos hablando, el pasado decidió rendirse a la lucha contra Jake y su compromiso a salvar al presidente, y a cambio, se llevó a otra persona.


Habiendo creado un mundo hacia un futuro incierto en el que dos personas fueron básicamente cambiadas de lugar, lo único que queda para Jake es considerar el volver a intentar toda su travesía de cinco años para salvarle la vida a todo el mundo.

—FINALES ALTERNATIVOS—


Sorpresa, esto también tiene spoilers.


Para entender contexto necesitamos volver a aquel sujeto Míster Tarjeta Amarilla. Aquel que recibía a Al Templeton cada medio día pidiendo unos veinticinco centavos para su bebida, aquel que al ver a Jake Epping por primera vez le cuestionó quién era y qué estaba haciendo ahí.


Míster Tarjeta Amarilla es un personaje al que Jacob encuentra muerto al bajar por tercera vez al 9 de septiembre de 1958 cuando finalmente decide implementar el plan para salvar a Kennedy.


Tras haber pasado cinco años, Jake vuelve al punto de fuga listo para subir al 2011 y encontrarse con un futuro incierto. Pero antes, un nuevo Míster Tarjeta Amarilla se presenta ante él para explicarle algunas cosas.


Este sujeto le comenta a nuestro protagonista que no existe tal cosa como cada viaje es un reinicio completo, sino que cada viaje es una nueva línea temporal, y Los Míster Tarjeta son los protectores de las pocas puertas al pasado que existen y están ahí para evitar que los viajeros en el tiempo hagan desastres, albergando también en sus cabezas cada nuevo futuro y pasado que se crea desde el punto de salida. Son personas de carne y hueso que conocen todos los aspectos del mundo y sus posibles universos paralelos y todos los nuevos futuros creados cada vez que alguien vuelve a bajar al pasado.

Este nuevo Míster le explica a Jake que tiene que dejar todo como lo encontró, o todo va a seguir empeorando, sin embargo, en ningún momento explica cómo Los Míster Tarjeta llegan a ser guardianes protectores del tiempo y sus universos paralelos.

Aún sin saber bien qué hacer, Jake vuelve a su tierra en 2011 para encontrarse con un futuro desastroso (el cual, mencioné antes, no es posible sentir la catástrofe en carne propia porque es muy poco lo que se vive). Así Epping decide regresar a 1958.


¿Cuál es el problema? Sadie, su interés romántico, murió en aquel intento de Jake por salvarle la vida a Kennedy, y el cuestionamiento en la cabecita de Jake reside en que, primero, no quiere que ella esté muerta (¡Bien! Yendo al pasado de nuevo la salva), pero segundo, también quiere estar con ella, casarse y formar una familia; y habiendo visto cómo el efecto mariposa y el tiempo funcionan, no parece muy conveniente quedarse a vivir en una época que no le corresponde. ¿Qué podría hacer Jake Epping?


En mi cabeza se formaron dos posibles finales:


• El primero: El grandioso final abierto, aquel en que nunca jamás en la vida nos enteremos si Jake decidió intentar interferir en la vida de Sadie y enamorarse, que no sepamos si intentó volver a salvarle la vida a Kennedy y a todos los otros por los que se arriesgó. Esperaba que simplemente la última frase del libro sea: “Entonces bajé las escaleras y el sol de mediodía del 9 de septiembre de 1958 me pegó en la cara otra vez.”

•El segundo y mi favorito (si este hubiese sido el final, este libro hubiese sido mi favorito para el resto de mi vida): Imagínense esto, Jake Epping vuelve a 1958, pero al intentar poner un pie fuera de las limitaciones de aquel espacio abandonado entre las fábricas, el mismo tiempo se lo come, condenándolo a ser el nuevo Míster Tarjeta, explicando de esta forma de dónde salen estos guardianes, y cómo los viajeros en el tiempo no son capaces de solucionar las catástrofes que crearon, dejándolo con la frustración de nunca retomar su vida, porque con el tiempo no se jode, y su única misión a partir de ahora es evitar que alguien más la cague.


Pero los finales no fueron ninguno de esos dos. Fueron algo completamente diferente, allá ustedes si quieren saber, tendrán que leer en libro.


“Nunca sabemos en qué vidas influimos, ni cuándo, ni por qué. No lo descubrimos hasta que el futuro devora el presente. Cuando es demasiado tarde”.

—O.

— Puntuación —


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